TALLER LITERARIO: El título (Luna Silberberg, 2do 5ta)



El Título                

Dentro de todo me gusta considerarme una persona normal. Estudio, salgo, ocasionalmente me relaciono con alguien y tengo una vida. También escucho música, trabajo en un horario fijo y duermo mucho.
Hay solo una cosa en mi rutina diaria  y en mis gustos que se puede categorizar como obsesión: me fascinan los títulos. ¿Esas cosas tan maravillosas que encabezan las historias, los ensayos, las noticias? Sí, exactamente esas. Suelo preferir los títulos de mis libros con historias y cuentos, si es posible.
A lo largo de mi vida tuve el placer de leer incontables relatos, solo para determinar si el título valía la pena y así poder sentirme conforme conmigo mismo.
Ya estoy acostumbrándome a anticiparme a la pregunta obvia de por qué esta inusual fascinación y hasta tengo una respuesta elaborada, consecuencia de las infinitas veces que me vi en la situación de hablar sobre este tema:
Me gustan los títulos por el hecho de que un buen título sintetiza la mismísima esencia de un texto.  Encaja tan bien con la personalidad, el clima, los personajes… es hermoso. Diría que el título me gusta más que la historia misma, solo porque ahí es donde se encuentra el placer de la historia compactada en unas pocas palabras, algunas veces tan pocas que no llegan a concebir una frase.
Siempre me pregunté qué palabras formarían mi título, qué frase elegiría mi creador o creadora para mostrar mi esencia al mundo y para que este quiera desplegar las páginas que me contienen en mi totalidad y me lean detallada y lentamente. Esa duda me carcome.
Quizás es un título largo, un tanto extravagante, o a lo mejor son unas simples palabras que explican poco; no obstante generan expectativas… solo espero que la persona destinada a crearme sepa elegir. Odio a esos escritores que intentan poner un título sin pensarlo, sin darle importancia. La mayoría de ellos lo ven como una carga de la cual se liberan con unas pocas palabras mal pensadas, para nada ingeniosas y prácticamente no les importa que sea de esa manera. Odio a ese tipo de personas.
Si alguna vez mis pensamientos son plasmados en papel por una persona ajena a mí, lo único que deseo es que el titulo no sea algo obvio, estúpido y predecible cómo por ejemplo “El Hombre” o “El cuento” o algo así…es lo único que pido.
Solo eso.

(Texto producido en el marco del taller literario que dicta en el colegio todos los sábados la profesora Eva del Rosario)

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